Tomar café al despertar; ir a tomar café con una nueva cita; saborear un café cuando necesitamos despejar la mente antes de terminar la jornada; tomar un café para disfrutar de un buen libro; café y una charla con amigos… ¿Lo ves? tomamos café día y noche sin importar la ocasión. Basta con caminar por las calles más bonitas de la ciudad y darse cuenta que cada tantos metros hay un lugar reservado para seguir cultivando nuestra historia de amor con la bebida favorita de muchos.
Si eres de los que prefiere un espresso, quizás un café con leche, uno frío y cremoso, un descafeinado o uno de filtro, el Día Internacional del Café es el instante para hacer un alto y apreciar esta milenaria bebida que ha ganado un lugar en la historia universal, viajando por varios continentes, generando prosperidad a miles de familias, creando afecto y respeto por la madre naturaleza, decorando países y aromatizando hogares.
Los granos que todos identificamos, en realidad son el corazón de las cerezas coloridas de los cafetos, esos que se hicieron sentir por primera vez en el cuerno de África, en el ancestral territorio de Kaffa, Etiopía, donde una de las teorías afirma que en el siglo IX un pastor notó los efectos estimulantes en su rebaño de cabras y a partir de ahí comenzó a experimentar con sus hojas y frutos.
Más tarde estos irreverentes granos viajaron hasta Medio Oriente, siendo toda una sensación y hasta controversia por sus efectos estimulantes, que los más conservadores y ortodoxos aseguraban que iba en contra de las leyes divinas, pero su inigualable sabor y aroma fue más fuerte, entonces siguió su rumbo a otros lugares como Persia, Egipto y Turquía. Era tal el entusiasmo que causaba en estas tierras que una ley turca de la época precisaba que las mujeres podían divorciarse de su esposo si este no llegaba a proporcionarle una ración diaria de café.
Meses, años y siglos más tarde los mercaderes venecianos marcan un antes y un después en la historia del viejo continente, cuando los europeos empiezan a degustar esta bebida oscura de particular sabor, a la que algunos fervientes creyentes consideraban una amenaza de los infieles, lo que los llevó incluso a sugerirle al Papa prohibirla. Pero para fortuna de miles, después de probarla y bautizarla, declaró que reservar el placer de esta bebida solo para los infieles sería una lástima.
Casi un siglo después la bebida más exótica del momento tocó suelo americano, ganando adeptos y popularizándose como nada en el norte del continente, donde la catalogaron como “bebida nacional” y empoderando hechos como el conocido “motín del té” en el que colonos estadounidenses lanzaron al mar cargamentos enteros de la infusión como protesta a la “Ley del té”, impuesta por la corona británica. Con este acontecimiento podemos resaltar que el café fue testigo de uno de tantos hechos que marcaron un precedente para la posterior guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Y así, el café siguió ganando espacios en la geografía mundial, dando un salto al océano Pacifíco para conquistar las húmedas tierras de Asia, donde empezarían a reverdecer los valles de Indonesia y lo que hoy conocemos como Sri Lanka. Luego, no tardó mucho para deleitar a miles de sudamericanos, cuando llegó de nuevo al continente, pero esta vez a la zona que se convertiría en su segundo hogar; el norte de América del sur.
Han transcurrido más de 1000 años y el gusto por esta bebida sigue intacta gracias a sus propiedades, su versatilidad, su adaptación para crecer en tierras lejanas y también a todos aquellos que alrededor del mundo le rendimos culto de alguna u otra forma para que siga siendo transversal en los amantes del buen sabor y sobrepasando cualquier límite geográfico, religioso o cultural.
En 2015 la Organización Internacional del Café, decidió unificar todas las celebraciones a nivel mundial inherentes a la bebida bautizando el 1 de octubre como el Día Internacional del Café. Este día tiene como objetivo hacer visible todo el camino que recorre el café; desde su cultivo en las fincas, la recolección y su proceso de secado, el tueste para su posterior envasado y distribución hasta finalmente llegar a su preparación. Sin duda, una cadena en la que intervienen muchas manos, pasión y dedicación, que habitualmente queda oculta tras la taza que disfrutamos a diario. En otras palabras, el 1 de octubre es la oportunidad perfecta para rendir homenaje a las mujeres y los hombres que protagonizan cada etapa del proceso del café.
Cada año se elige un aspecto particular para resaltar y en 2020 la consigna es “Apoyando a la próxima generación”: La crisis del precio del café se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19 y, como tal, no solo existe una seria amenaza para los medios de vida de los productores de café, sino también un dramático riesgo para el futuro del café del mañana con un número creciente de jóvenes de por medio. No obstante, los jóvenes en la industria siguen siendo la principal fuente de innovación, ideas sostenibles e impactantes y creación de empleo; Invertir en los jóvenes del sector cafetero significa invertir en el futuro sostenible de la industria.
En Viaggio Espresso celebramos esta fecha tan especial por todos los que día a día trabajan para obtener los mejores granos que la madre naturaleza tiene para ofrecer, esas comunidades que respetan la tierra y sus procesos, que tratan cada semilla, cada cafeto con amor y perseverancia para que nosotros, con el mismo amor y dedicación, podamos llevar el mejor café a cada hogar del mundo. Así que cuando disfrutes tu taza de café, inhala su aroma, cata su sabor, piensa en su historia... pero sobre todo disfruta el placer de poder tenerlo en tus manos.