EL CULTIVO SOSTENIBLE DEL CAFÉ
Para consumir productos de calidad es necesario conocer su origen y la forma en la que se producen. Viaggio Espresso introduce en el mercado un café 100% natural que cumple con los métodos de cultivos sostenibles.
En el mundo el café es, después del agua, la segunda bebida más consumida. Se estima que se beben 1.4 mil millones de tazas de café por día. En muchos países la producción de café es parte fundamental de la economía y se calcula que cerca de 100 millones de personas dependen de ello para su sustento diario.
Las cifras se vuelven alarmantes cuando vemos que la expansión agrícola es responsable del 70% de la deforestación de los bosques tropicales. En estas regiones las fincas a menudo son responsables de la erosión del suelo, la contaminación del agua y la destrucción de hábitats de miles de especies. Sólo el 5% del mercado de productores de café practica métodos de cultivo sostenibles.
Este tipo de métodos, además de ayudar a las pequeñas fincas a aumentar su producción, protegen la salud del suelo lo que asegura el bienestar a largo plazo de las comunidades agrícolas, los bosques y la vida silvestre.
Existe una asociación, Rainforest Alliance, que trabaja para fortalecer y controlar que estas prácticas se lleven a cabo y que certifica aquellas marcas que trabajan con materias primas que provienen de fincas sostenibles. Con más de 45.000 fincas cafetaleras certificadas en 24 países, la certificación de Rainforest Alliance se apoya en los tres pilares de la sostenibilidad: protección ambiental, equidad social y viabilidad económica.
Viaggio Espresso posee la certificación de esta prestigiosa asociación, ya que su café es seleccionado de las mejores fincas de Latinoamérica, África y Asia, teniendo en cuenta los cultivos sostenibles y el medioambiente ideal que forman los mejores cafetales. De esta manera asegura el sustento de las familias cafeteras a la vez que protege el planeta.
NORMAS PARA LA AGRICULTURA SOSTENIBLE
El café certificado por Rainforest Alliance ha cumplido con los rigurosos estándares sociales y ambientales de la Red de Agricultura Sostenible (RAS). La RAS es la asociación más grande y antigua de organizaciones conservacionistas sin fines de lucro de América, África, Europa y Asia que promueven la sostenibilidad ambiental y social de las actividades agropecuarias.
Las normas elaboradas por la RAS cumplen con los requisitos del Código de Buenas Prácticas para el Desarrollo de Normas Sociales y Ambientales de la International Social and Environmental Accreditation and Labeling (ISEAL) Alliance. Entre las más importantes se destacan:
Consiste en que los agricultores puedan llevar adelante sus cultivos respetando los ecosistemas existentes. Décadas atrás, las fincas cafetaleras prácticamente no se podían distinguir del bosque que las rodeaba. Los métodos tradicionales de cultivo de café dependían de la sombra del dosel del bosque que brindaba un grano de calidad superior. En los 70, la introducción de nuevas plantas híbridas de café (que requerían agroquímicos y exposición total al sol) llevaron a muchos caficultores a talar sus bosques y a abandonar las costumbres tradicionales. Esta aproximación de alta tecnología a la agricultura ha devastado los suelos a lo largo de los trópicos. Hoy, en las fincas certificadas por Rainforest Alliance, el café crece en armonía con la naturaleza: los suelos están saludables, las quebradas y ríos están protegidos, los desechos se han reducido o están siendo reciclados, la vida silvestre prospera y el hábitat de las aves migratorias crece sano. Esto se logra gracias a las medidas que utilizan para proteger las vías fluviales y los humedales de la erosión y la contaminación, prohibiendo la tala y la deforestación.
Los suelos de las fincas son valorados como el capital de producción. Es por eso que se busca su mejora a largo plazo, a través de la aplicación de fertilizantes orgánicos, de propagar las coberturas vegetativas y de plantar barreras naturales para reducir la erosión. Nunca se utiliza fuego para preparar nuevas parcelas de producción. La contaminación del agua se previene mediante el tratamiento y el monitoreo de sus aguas residuales. Además se organizan sistemas hidráulicos que evitan su desperdicio.
Así como se trabaja en el cuidado del suelo y del agua, se realiza un manejo integrado teniendo en cuenta las formas de combatir las plagas que puedan afectar los cultivos. Para controlarlas se utilizan, como primera opción, métodos biológicos y mecánicos. Si las plagas causan un daño económico considerable, pueden utilizar ciertos plaguicidas orgánicos, cuya aplicación debe regirse por las medidas de seguridad para los trabajadores, las comunidades y el ambiente. No se certifican ni se cultivan transgénicos (organismos genéticamente modificados).
Las fincas certificadas operan con un Sistema de Gestión ambiental y social en relación al tamaño de la producción y en consecuencia con la legislación local. A través de este sistema, los productores registran el uso de energía para tratar de reducirlo y reemplazarlo por energía renovable. Estudios independientes demuestran que los productores aumentan sus rendimientos y obtienen economías de costos a través de una gestión más eficiente de sus fincas.
Los agricultores sostenibles mantienen una estrecha relación con las comunidades dentro de las cuales desarrollan su actividad. Así informan a las comunidades cercanas y grupos de interés locales sobre sus actividades y planes, además de contribuir al desarrollo local a través de empleo, capacitación y obras públicas.
La cantidad de residuos generados por las fincas que llevan a cabo una agricultura sostenible, se manejan con programas de reciclaje, reducción del consumo y reutilización. De esta manera se trabaja para reducir la huella de carbono, siendo conscientes de los gases de efecto invernadero que cada finca emite. Los residuos son clasificados, tratados y eliminados de forma que se minimicen los impactos ambientales y a la salud de los trabajadores y comunidades.